Soy parte de ti by Sylvia Day

autor:Sylvia Day [Day, Sylvia]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Erótico, Intriga, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2023-03-28T00:00:00+00:00

32

AMY

Una lengua caliente, húmeda y apestosa me restriega la cara. Agito los brazos y aparto un cuerpo pesado, musculoso y cubierto de pelo.

—Pero ¿qué coño…?

Joder, me duelen las mandíbulas como si tuviera un picahielos clavado en el hueso.

La lengua me lame la parte superior del brazo y abro los ojos. Los entorno enseguida para protegerme de la intensa luz del sol.

—Joder. Apártate de mí.

Me apoyo en los codos y me doy cuenta de que estoy en un sofá modular bajo y ancho, de color crema. Tardo unos instantes en echar un vistazo a mi alrededor y darme cuenta de que estoy en la salita de Suzanne. De las paredes, pintadas de un alegre tono amarillo que refleja la luz del sol y hace que me duelan aún más los ojos, cuelgan máscaras de madera tallada y tapices que reproducen paisajes. Un agudo gañido desvía mi atención hacia el labrador negro que está sentado en el suelo a mi lado, esperando con impaciencia.

—Joder, Ollie, lo siento. —Le acaricio la cabeza para disculparme—. Por las mañanas siempre me levanto de mal humor. Además, el aliento te huele que apesta, pero yo te quiero igualmente.

—Ya hace rato que se ha acabado la mañana —dice Suzanne en tono seco mientras sale de la cocina. Lleva los oscuros rizos recogidos bajo un turbante, va sin maquillar y se ha puesto un espléndido kaftán de seda que realza su figura voluptuosa—. Son las tres de la tarde. Y le estoy dando a Ollie los probióticos que el veterinario me ha recomendado para el mal aliento. Ha mejorado bastante.

—Puaj. Pues si ha mejorado, antes debía de oler a muerto. —Me incorporo y me froto los ojos para despejarme—. ¿Se puede saber qué hago en tu sofá? ¿Y dónde está mi bolso? Necesito las pastillas.

Coge mi bolso Gucci Dionysus de la consola con espejo situada junto a la entrada del piso y me lo trae.

—¿Qué tomas? ¿Y por qué?

—Tuvieron que hacerme una endodoncia de urgencia hace unos días. Me han dado Vicodin y una megadosis de ibuprofeno.

Aparto la manta y me siento. Llevo el conjunto que me había puesto por la mañana: los pantalones anchos son lo más parecido que pude encontrar a lo que llevaba Lily el día de la reunión familiar en la biblioteca de Kane. El conjunto de lencería tiene un top con la espalda tipo corsé que deja el estómago al aire. La verdad es que mi ropa es mucho más sexy y cómoda que lo que llevaba puesto la zorra de Kane.

Me pongo de pie y me dirijo al carrito bar de Suzanne, de latón y cristal, y me preparo un gin-tonic. Bajo la cabeza y trato de ocultar una expresión horrorizada. Tengo la entrepierna dolorida y pegajosa. Está muy claro que he tenido sexo, pero no me acuerdo de nada.

Por favor, que haya sido con mi marido.

—No deberías beber si tomas calmantes —me dice Suzanne.

Me vuelvo y la miro fijamente mientras me trago las pastillas. Un gin-tonic a temperatura ambiente debería parecerme repulsivo, pero la verdad es que me sabe a ambrosía.

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